jueves, 23 de abril de 2009

Propiedad Privada

Hace unos días atrás fue el segundo cumple de Tebitan, el último de mis tres chanchitos, la verdad no hicimos gran cosa, casi no hicimos nada, (pobre se nota que es el hijo tercero). Compramos una tortita, unos dulcecitos para regalarle a los compañeritos del nido y una gaseosa para compartir. Ese día llegamos al nido y las mises habían preparado ya un cartelito con su nombre que decía “Feliz cumple Esteban”, los niñitos (todos muy chiquitos) nos miraban con curiosidad y algunos, si los mirabas mucho se ponían a llorar. Esteban no cabía en su pellejo añejo de dos años, estaba felicísimo. Mandamos a llamar al Pablis (que esta en el aula de 4 años) y ya todo estaba listo para empezar la celebración o sea: soplar la vela. Por cuestiones de tiempo en el nido sólo disponíamos de media hora, y las misses tenían que continuar con lo que habían programado, así que después de servir las galletitas que llevamos, prendimos la vela. Esteban estaba tan contento que ni bien la prendimos, la apagó, y a mi se me caían las babas, porque nunca lo había visto soplar con tanto entusiasmo (es más nunca lo había visto soplar una vela) además me sentía culpable por no hacerle “una gran fiesta” pero estaba claro que a Teban eso no le importaba. Por ahí andaba Pablo sintiendo que todos los amigos de Esteban lo miraban con respeto, porque él era más grande. Cuando tocó la entrega de regalos Pablo ayudo a abrirlos, y yo sudaba porque pensaba que una cosquillita de envidia atacaría a Pablo, pero en ese momento no fue así, Pablo asumió muy bien y se sentía el “grande” del aula. Cuando volvimos a casa la situación fue cambiando, Pablito comenzó a ponerse un poquito mas insistente con Esteban, y Tebitan defendía sus nuevas pertenencias con garras y dientes (literalmente). Empezaron las pequeñas peleas por los nuevos objetos. El pico más alto fue unos días luego, en el teatro, cuando le llegó de regalo varios carritos, ahí sí que empezó la contienda. Le explicábamos a Pablo que esos eran los carritos de Teban e insistía: “pero el tiene muchos y yo no tengo ninguno” todo eso con gritos y jalones empezando la función de teatro. Yo me quería morir porque empezaron a callarnos y finalmente Esteban tuvo que salir de la sala con el papá porque no dejaba de gritar. Y yo me quede muy molesta con Pablo. Con la función se calmaron las aguas, pero en el día a día siempre hay este tipo de contiendas, ya sea por los carros, ya sea por las pistas de carros, por el scooter, por la bici nueva, hasta a veces por la tele. Estebitan acapara todo y Pablo por lo general le deja, pero hay días en los que anda cruzado y ahí si que se arma el alboroto, ¿qué hago yo mientras tanto?, trato de hablar con Esteban, trato de hablar con Pablo, a veces los separo por que ya se están metiendo manotazos y si es muy fuerte cada uno se va a su esquina, tiempo fuera para ambos. De pronto me imagino haciendo eso cuando ellos ya tengan 16 años -plop- mejor hacerlo ahora que son chiquitos. Pablo reniega de su hermanito porque no lo deja jugar, le quita todo, pero luego va y lo abraza. Y Esteban se cree dueño de todo cuanto existe, pero poco a poco y aunque no lo crean con ayuda del conflicto, él se va dando cuenta de sus fronteras, aunque a estas alturas también me parece que se va dando cuenta de cómo “contrabandearse” algo. Por si buscan informacion este es un artículo muy claro sobre los niños y los préstamos: como enseñar a compartir a nuestros hijos

1 comentario:

Anónimo dijo...

Amiga!! Me sorprende ver lo bien que sabes lidiar con tus tres chanchitos, pues y yo con una ando que me vuelvo loca a veces, eres super creativa y me encanta leerte siempre!!!

Un beso a la distancia!! Amiga mia!!

Katty