sábado, 23 de mayo de 2009

El Micro

Viajar en combi (transporte público) en nuestra ciudad (Lima) puede ser una experiencia olorosa, horrorosa, cansada, etc. Qué sucede cuando el viaje lo haces con niños, entonces podría convertirse en una experiencia tan grata como cruzar un camino de carbones encendidos, sudas, y te parece interminable; eso sumado a que a veces para los combistas eres más un estorbo que una pobre madre necesitada de transporte.
Sin embargo, cual será la magia de un niño de 4 años, que desde que subimos al dichoso micro todo el camino de carbones se tranformó en una aventura. En su boquita habladora todo parecía de cuento. -¿Aquí es el micro?- me pregunta curioso mi Papo.
Después de que el cobrador con sus manos negras de tanto agarrar dinero, me lo subió, se sentó pegado a la ventana, y no dejaba de mirar todo, pasamos por Barranco y vio el Molino:
-Mamá yo quiero estar ahí.
- A lo mejor podemos ir otro día.
Miraba un rato para afuera, un rato para adentro.
-Mami, que es esa caja azul celeste que esta ahí adelante?
-Es el motor- le digo medio distraida.
-¿Porque la caja tan grande?
-Porque es un motor grande.
-¿Y porque es un motor grande?
-Porque este es un carro grande.
-¿Porque está dentro de la caja?
-Porque no puede estar afuera.
-¿Porque el señor conductor agarra ese palo que parece un gusano que tiembla? ¿¿¿Gusano que tiembla??? ¡¡¡Dios que a mirado mi Pablo!!! y le pregunto de nuevo: -Eso -me responde- eso de ahí, eso verde....
-Ahhhh... es la palanca de cambio.
- ¿Porque le tiembla?
- Porque el micro es viejo.
-Y... ¿Qué es eso negro que esta al lado?
-Es un tanque de plástico adaptado a un no se qué del micro.
-ahhh -me responde, aunque yo no se para que demonios sirve eso, se vio que la respuesta lo deja satisfecho.
Mucha gente sube y baja y Pablo se queda mirando a todos, los mira con atención, fijamente, a veces absorviendo, a veces intimidando. Algunos le sonríen, otros no. Ahí están el par de señoras que no dejan de hablar de las cosas de la casa, el joven que parece que se va a estudiar, la chica extranjera vestida de verano, la abuelita. Pasa el cobrador y nos da el boleto y de nuevo las preguntas:
-¿Qué es este papelito?
-Es el boleto.
-Para qué es el boleto?
Pucha, para que sirve un boleto - Pues... para que sepan que ya pagaste, luego no sirve para nada más.
-"Mmm", él lo conserva entre sus deditos con mucho cuidado.
Gente que sube y gente que baja, y sube un muchacho con guitarra eléctrica y amplificador en mano y obvio se vino la siguiente pregunta:
-¿Porque ese hombre sube con una guitarra?
- ahhh porque va a tocar. - ¿Porque toca? -Mmm porque luego pide dinero. -Pero, ¿porque toca?, ¿porque no se sienta? -No se puede sentar porque va a ir tocando. -¿Y porque toca? -Para ganarse la vida. - ¿Qué es eso? -Plop- mucho para mi, mucho para él. El muchacho de la guitarra se puso a tocar algo de Santana mientras pasamos por Miraflores, justo por el puente cerca al mar -Me dice: -Mami cuando lleguemos me compras chicle? -si amor, claro. -¿Falta mucho? -No, solo un poquito.
Y Pablo viaja contento con su boleto en mano, mirando por la ventana y escuchando " Samba pa´ ti" en vivo.

1 comentario:

Lu dijo...

Genial, me encantó.

Un abrazo,

Lu